La relación entre la velocidad de un objeto y la gravedad puede entenderse a partir de las leyes del movimiento de Newton y el concepto de caída libre.
En primer lugar, la gravedad es una fuerza; es la atracción ejercida por la Tierra sobre los objetos. Cerca de la superficie terrestre, esta fuerza es aproximadamente 9.8 metros por segundo al cuadrado (m/s²). Cuando un objeto está sometido solo a la gravedad, se acelerará hacia el suelo. Esta aceleración se conoce como aceleración debida a la gravedad.
La velocidad de un objeto es el resultado de la aceleración causada por las fuerzas que actúan sobre él. Si un objeto comienza a caer libremente desde el reposo, su velocidad aumentará con el tiempo porque la gravedad acelera continuamente el objeto. Según la física, la velocidad v se puede calcular usando la siguiente relación:
v=gt+v0
v es la velocidad final,
g es la aceleración debida a la gravedad (aproximadamente 9.8 m/s² en la Tierra),
t es el tiempo transcurrido,
v0es la velocidad inicial.
Para la caída libre, la velocidad inicial v0 es generalmente cero (si el objeto comienza a caer desde el reposo), por lo que la ecuación se simplifica a:
v=gt
Esto significa que, en ausencia de otras fuerzas como la resistencia del aire, la velocidad del objeto aumentará proporcionalmente con el tiempo.
Sin embargo, en la realidad, la resistencia del aire afecta la velocidad del objeto. A medida que la velocidad del objeto aumenta, la resistencia del aire también aumenta hasta igualar la fuerza gravitatoria, en ese punto el objeto cae a una velocidad constante. Esta velocidad se conoce como velocidad terminal.
En resumen, la relación entre la velocidad de un objeto y la gravedad se manifiesta en cómo la gravedad hace que el objeto se acelere, y la aceleración resulta en un aumento de la velocidad. Sin embargo, en el mundo real, factores como la resistencia del aire también influyen en la velocidad real del objeto.