La eficiencia de un transformador de potencia se ve influenciada por una variedad de factores, incluyendo su diseño, tamaño y condiciones de operación. En general, los transformadores de potencia son altamente eficientes, con eficiencias típicas que superan el 95%, y a menudo alcanzan el 98% o más. Sin embargo, la eficiencia real puede variar dependiendo de los niveles de carga, las calificaciones de voltaje y las características de diseño específicas.
La eficiencia del transformador (η) se define como la relación entre la potencia de salida y la potencia de entrada, expresada como un porcentaje:
η = (Potencia de Salida / Potencia de Entrada) × 100%
Varios factores clave afectan la eficiencia del transformador:
Nivel de Carga: Los transformadores suelen alcanzar su máxima eficiencia cuando operan cerca de su carga nominal. La eficiencia tiende a disminuir tanto en cargas muy ligeras (debido a las pérdidas fijas del núcleo) como en sobrecargas pesadas (debido al aumento de las pérdidas por cobre).
Pérdidas del Núcleo y del Cobre:
Pérdidas del núcleo (que comprenden pérdidas por histéresis y corrientes de Foucault) ocurren en el núcleo magnético y están presentes siempre que el transformador esté energizado, incluso sin carga.
Pérdidas por cobre (pérdidas I²R) ocurren en los devanados debido a la resistencia eléctrica de los conductores y varían con el cuadrado de la corriente de carga.

Nivel de Voltaje: Los transformadores de mayor voltaje generalmente muestran mayor eficiencia. El voltaje elevado reduce la corriente para un nivel de potencia dado, minimizando así las pérdidas por cobre en los devanados.
Diseño del Transformador: Las elecciones de diseño—como el material del núcleo (por ejemplo, acero silicio orientado en grano), el material del conductor (cobre vs. aluminio), la configuración de los devanados y el método de enfriamiento (ONAN, ONAF, etc.)—afectan significativamente la eficiencia general.
Temperatura de Operación: Los transformadores están diseñados para operar dentro de un rango de temperatura especificado. Sobrepasar estos límites puede acelerar el envejecimiento de la aislación e incrementar las pérdidas resistentivas, afectando negativamente la eficiencia y la longevidad.
Es importante reconocer que las pérdidas de energía en los transformadores son inherentes y se clasifican en dos categorías principales: pérdidas sin carga (principalmente pérdidas del núcleo) y pérdidas dependientes de la carga (principalmente pérdidas por cobre). Aunque los fabricantes optimizan continuamente los diseños para minimizar las pérdidas, los transformadores no pueden lograr una eficiencia del 100%, ya que parte de la energía se disipa inevitablemente como calor.
Los estándares de eficiencia y los requisitos regulatorios varían según la región y la aplicación (por ejemplo, DOE en EE. UU., normas IEC internacionalmente). Al seleccionar un transformador, es esencial evaluar los perfiles de carga esperados, las condiciones de operación y los estándares de eficiencia aplicables para asegurar un rendimiento óptimo, ahorro de energía y confiabilidad a largo plazo dentro del sistema eléctrico.