La tensión negativa por sí sola no produce directamente corriente, pero puede crear una diferencia de voltaje dentro de un circuito, lo que a su vez impulsa el flujo de corriente. En un circuito, la corriente se genera por el movimiento de carga, y este movimiento es impulsado por una diferencia de voltaje, o diferencia de potencial. Cuando hay tensión negativa presente en un circuito, si forma una diferencia de voltaje con respecto a otras partes, resultará en el flujo de corriente.
Por ejemplo, si hay una fuente de tensión positiva y una fuente de tensión negativa en un circuito, se formará una diferencia de voltaje entre ellas. Esta diferencia de voltaje empujará la carga a fluir desde el alto potencial al bajo potencial, generando así corriente. De manera similar, si hay una fuente de tensión negativa en un circuito, y forma una tensión negativa con respecto a tierra (u otros puntos de referencia), entonces, bajo condiciones apropiadas, esta tensión negativa también causará el flujo de corriente.
En resumen, la tensión negativa por sí sola no genera corriente, pero puede promover el flujo de corriente al formar una diferencia de voltaje. En aplicaciones prácticas, la tensión negativa se utiliza a menudo en diversos dispositivos electrónicos y circuitos para lograr funciones específicas y optimización del rendimiento.